Es decir, que entre el entrenador y el deportista debe haber una interrelación tal, que permita al alumno participar activamente en la determinación de los objetivos y tener conocimiento del camino a transitar para alcanzarlos.
De esta forma se garantiza mayor motivación al ver que se van cumpliendo etapas hacia el objetivo fijado, y una mirada crítica a sí mismo que le permite autoevaluar continuamente el camino hacia el logro que se quiere obtener.